QUÉ ES UNA FORMA
Cada Arte Marcial busca transmitir, desde esa parte de la práctica, la esencia de su origen.
En particular en el Taekwondo creemos en las Formas como complemento de la práctica trabajando en distintos niveles a medida que nos vamos graduando.
De igual manera, según la graduación del practicante, es la explicación que le vamos dando.
Desde lo formal las formas son un combate imaginario contra uno o varios oponentes del mismo tamaño de uno. Esto permite unificar criterios sobre el lugar al cual se dirige una defensa o un golpe sin importar la altura del practicante. Una defensa al medio siempre será al medio del que realiza la técnica.
Desde lo físico, las formas ayudan a equilibrar las cualidades físicas, ya que en especial en la primera etapa de formación los movimientos son en su mayoría simétricos, es decir que todo lo que se hace con un lado del cuerpo en una dirección, luego se debe hacer con el otro lado del cuerpo.
Desde lo espiritual las formas ayudan a fortalecer los principios del Taekwondo como el Respeto, la Perseverancia y la Disciplina.
Desde el inicio mismo de una Forma, la formalidad del saludo y la manera en la que uno se presenta a realizarla, permite al alumno mostrar el compromiso y la valoración de lo aprendido.
Luego, al ser las Formas un camino en la búsqueda de la perfección, la Perseverancia resulta indispensable, ya que a través de ella podremos repetir innumerables veces cada una de las Formas que nos toque aprender.
Superando las dificultades que nos proponga, inclusive sobreponiéndonos a algún tipo de limitación física, más allá de las habilidades naturales que se puedan o no tener.
La Disciplina es también el eje que nos permite asimilar cada corrección, de mayor a menor.
Superando así la creencia de que conocer un diagrama significa saber la Forma, y aceptando así también el vínculo indisoluble con el Maestro.
Para aprender una Forma es indispensable la visión de nuestro Maestro, quien es el que mejor debe conocernos, para poder enseñarnos.
La soledad de la realización de una Forma, también contribuye al fortalecimiento del espíritu, sobreponiéndonos al espacio vacío, buscando en nuestro interior la única ayuda que nos permitirá completar la exigente tarea.
Desde lo técnico, las Formas muestran el nivel de ejecución con la máxima potencia, en el tiempo exacto de ejecución de cada movimiento y/o combinación. Mostrando la capacidad de realizar cambios de velocidad y dirección manteniendo el máximo control del cuerpo, tanto desde su eje como desde su relajación.
A través del tiempo, cada etapa de la práctica, medida habitualmente por el grado que se tiene, exige un nivel mayor de control del cuerpo.
Por eso las Formas son un eje fundamental en el desarrollo del autocontrol y del autoconocimiento. Y nos ayuda a tomar conciencia de lo que somos capaces y de lo que no.
Reconocer nuestras propias limitaciones es un factor indispensable en la búsqueda del control del equilibrio, y del equilibrio del control.
Desde lo artístico, las Formas son la expresión del arte.
En diferentes niveles exhibe, según el grado del practicante, las posibilidades de cada estudiante como un artista en su máxima expresión.
A través de ellas mostramos el resultado de horas de práctica, las que han requerido concentración, atención, Disciplina, Perseverancia, Respeto, Integridad, Autocontrol, potencia y Lealtad.
Consideraciones generales
Aunque habitualmente pueda medirse la evolución de un practicante por su nivel de combate, las Formas son la medida más exigente para evaluar el crecimiento técnico del alumno.
Como ya mencionara, cada Forma tiene una exigencia diferente según el grado.
Sin embargo existe una serie de factores que son comunes a todas.
a- Todas las Formas deben empezar y terminar en el mismo lugar.
b- Las posturas deben mantenerse en todo momento, respetando el eje de cada movimiento.
c- Cada movimiento debe hacerse de manera relajada, generando sólo la tensión necesaria en el momento de contacto, ya sea de una defensa como de un ataque.
d- Cada movimiento debe realizarse con la máxima potencia, como si fuera el último.
e- En estos 2 últimos puntos es indispensable el manejo de la respiración, tanto para relajar como para lograr la máxima potencia en el contacto final.
f- A medida que se avanza en las graduaciones, el alumno debe conocer el objetivo de cada técnica.
La Soledad de una Forma y su rigor implacable.
Al comenzar la práctica de un Arte Marcial, nos vemos involucrados en el aprendizaje y control de varios aspectos de nuestra personalidad.
Dicho aprendizaje nos permite también, aprender a evaluar esos mismo aspectos en los otros.
Muchos llegan a la práctica buscando aprender a controlar los fantasmas del miedo y el enojo.
En ese sentido, la Soledad de la Forma nos pone en contacto con cada uno de esos aspectos más o menos ocultos, según sea el caso.
Aprender a reconocerlos en el otro, exige primero una visión introspectiva que incluya el reconocimiento y la aceptación de nuestras virtudes y defectos. Posibilidades y limitaciones.
Esto sólo es posible a través de la práctica continua, disciplinada y respetuosa. Las Formas nos llevan cuidadosamente en esa dirección.
En Soledad, implacablemente frente a nadie más que uno mismo. En ese momento descubrimos, en cada ejecución, algo más de nosotros.
¿Seremos capaces de superar la frustración del comienzo?
¿Seremos lo suficientemente disciplinados para repetir cada gesto hasta transformarlo en parte nuestra?
¿Podremos superar la tentación de creer que porque aprendimos un diagrama, ya hemos aprendido la Forma?
¿Podremos aceptar que cada vez que nuestro Maestro nos diga que podemos hacerla mejor, es así?
Ante cada pregunta que nos hagamos, surgirá probablemente una profunda inspiración, como si en el oxígeno, estuviera la respuesta.
Y tal vez lo esté de alguna manera.
Cada vez que intentamos relajarnos, inspiramos profundo. Al igual que cuando necesitamos un segundo más para tomar una decisión.
Respirar no sólo es un acto involuntario que nos mantiene vivos.
También es la clave de nuestra relajación cuando estamos tensos; por esos las exhalaciones profundas en momentos de stress.
No es una respuesta mágica, pero sí un aliado indispensable.
¿Cómo se logra?
La confianza necesaria para el desarrollo tanto de una técnica como de una Forma surge de distintos lugares: la Paciencia del Maestro, la Paciencia del Alumno, del que la hace y del que mira, de una mirada hacia dentro nuestro, de una visión más amplia de nuestro entorno.
De la superación del miedo, ya no a alguien más fuerte o más veloz, sino simplemente a uno mismo.
Poco a poco se va descubriendo que es imposible la práctica del Arte desde el temor o la inseguridad.
O asumimos nuestro lugar o seremos desplazados por el vacío, ya que nadie más podrá ser nosotros mismos.
Gustavo Livon
15 agosto de 2013