Pedro Florindo 1949 – 2018

ADIOS MAESTRO

Hace 38 años el Maestro Pedro Florindo fundaba la Escuela Argentina de Taekwon-Do, probablemente con más inquietudes que certezas.

Con la inquietud de querer llegar a todos los que estuvieran dispuestos a recibir. Con la certeza de que lo daría todo.

Con la inquietud de si realmente podría vivir de esa pasión.

Con la certeza de que quería hacerlo.

Una Escuela que ha superado todas las vicisitudes: las del país y las personales. Las privaciones propias y las ambiciones ajenas.

Una forma de vivir los valores de las Artes Marciales, que le ha valido el reconocimiento de sus más respetados pares en todo el mundo.

Hoy con su partida, tomamos apenas algo de conciencia de la verdadera dimensión de lo que sigue significando como Maestro.

Nos enseñó que el coraje no se mide en violencia sino en voluntad.

Que un adversario no es un enemigo.

Que la paciencia es indispensable.

Que valiente es tanto el que sabe enfrentar como el que sabe reconocer.

Pocas veces, uno tiene la oportunidad de aprender de primera mano.

Tal vez de uno de los mejores, la historia dirá.

Lo que sí sabemos es que, por muchas razones, nuestro Maestro ha sido, es y seguirá siendo único.

Porque durante casi 40 años nos ha enseñado como el primer día.

El suyo y el nuestro.

Buscando como mejorar, para mejorarnos.

Sin la soberbia del que sabe que sabe.

Sin la displicencia del que sabe que no podrán imitarlo.

Con la paciencia de un maestro,

con la camaradería de un compañero,

con la autoridad de un líder.

Para los que hemos pasado junto a él la mayoría de estos 40 años, sabemos que el TKD ha sido su vida.

Llena de austeridad, de logros, de penas, de abandonos, de traiciones y de alegrías.

Todo para que al final, pudiéramos recibir algo más. Una técnica, una vivencia, un código, un consejo y por supuesto varios moretones.

Y mientras leen esto, cruzarán por sus recuerdos las imágenes más queridas de cada viaje, cada torneo o cada clase.

La emoción de recibir un cinturón como la comprobación de una prueba superada, pero no hacia los demás, sino hacia nosotros mismos.

Sin duda que el TKD más allá de estilos y tecnicismos nos ha aportado mucho más de lo que probablemente nos podamos imaginar.

Porque más allá de estilos y tecnicismos está quien ha comprendido el valor de aprender y enseñar.

Y a él es a quien debemos rendirle nuestro sincero homenaje.

Siempre.

Gustavo Livon

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