“Es importante retomar el viejo concepto de que con la edad crecen los derechos y también las obligaciones, para que los chicos tengan ganas de crecer y también de independizarse”. De este modo resume la psicóloga María Seitún de Chas (Maritchu) la necesidad de establecer límites en los niños y adolescentes por parte de sus padres.
La especialista asegura, entre otras cosas, que, en ocasiones, los padres son demasiado flexibles por miedo a que los hijos dejen de quererlos o por temor a que sufran.
Seitún de Chas, orientadora de padres y coordinadora de equipos de Psicología de Niñez y Adolescencia del Centro Médico Domingo Savio en San Isidro, dará el martes una conferencia abierta sobre “Paternidad responsable y feliz”. Sobre este tema dialogó con La Voz del Interior.
–¿Por qué a los padres les cuesta tanto decir que no o poner límites?
–Hoy los padres buscan que su hijos sean felices y para eso los consienten, sin darse cuenta de que el buen límite fortalece y que el dolor es necesario. A veces porque son hijos de padres autoritarios y no quieren hacer lo mismo; otras porque sus padres fueron permisivos y no saben hacer otra cosa; otras porque da más trabajo poner límites que dejar que los hijos hagan lo que quieran, y otras porque escuchan a otros padres o leen posturas que favorecen que el niño continúe siendo el rey, ya no majestad el bebé como llamaba Freud a los más chiquitos. Su majestad el hijo entonces no ayuda a poner la mesa, ni hace la tarea, ni quiere ir a bañarse… Y esos chicos no quieren crecer porque convertirse en padres implicaría una tarea enorme, lo que ven hacer a sus propios padres, que no están dispuestos a hacer.
–Es común escuchar a los padres de que sus hijos son una especie de “tiranos”. ¿Qué problemas acarrea dar con todos los gustos?
–Son hijos en apariencia fuertes porque dan órdenes y quieren ser obedecidos, pero en realidad son frágiles, porque no saben frustrarse, esperar, ni esforzarse, no saben ponerse en el lugar del otro, no aceptan obligaciones ni responsabilidades. Es importante retomar el viejo concepto de que con la edad crecen los derechos y también las obligaciones, para que tengan ganas de crecer y también de independizarse. ¡De un hotel cinco estrellas y gratis, nadie quiere irse!
–A veces los padres tienen miedo a ejercer autoridad.
–Jaime Barylko hablaba del “miedo a los hijos”, tememos que dejen de querernos, o hacerlos sufrir: en la sociedad de hoy el sufrimiento tiene mala prensa, no hablo de hacerlos sufrir a propósito sino de aprovechar los dolores de la vida diaria en lugar de esquivarlos. Otras veces nos da fiaca o pereza, o nos da culpa porque trabajamos mucho y los vemos poco.
–Muchos chicos hoy están solos o al cuidado de terceros, ¿cuál es la clave para evitar que se desdibujen los roles ante la ausencia?
–Si la internalización de las figuras parentales fue adecuada durante los primeros años, y por lo tanto tienen una conciencia moral establecida, estarán en mejores condiciones cuando estén solos o lejos de sus padres. No es una garantía pero esos padres siguen hablando “desde adentro” de ellos, funcionan como brújula y los ayudan a tomar mejores decisiones. Hoy los chicos pasan mucho tiempo junto a su pares, y si esa internalización no fue suficiente toman a los amigos como brújula y entonces andan a los tumbos.
–¿Qué se considera paternidad responsable y feliz?
–Hablo de paternidad responsable cuando los padres se hacen cargo de acompañar a su hijo hasta su madurez plena y colaboran para que esta madurez ocurra, teniendo en cuenta las diferencias de cada hijo. De esa paternidad responsable surge sin esfuerzo la paternidad feliz porque esos padres logran poner límites adecuados, tienen exigencias razonables, no esperan imposibles, pero tampoco son esclavos de sus hijos como ocurre con los padres permisivos.